Alejandra Solórzano / Heredia, Costa Rica 2018Todo está en orden. (Piensa) Y entonces la poesía como un animal que goza de libertad intermitentemente, desgarra con sus fauces la incredulidad, el hambre con que la espera le ha dejado en soledad a merced de sus pensamientos. Auto promesas de libertad, una escena ensayada hasta el amanecer, el dejavù favorito, excusa para emprender un viaje de ida que siempre tiene regreso. Este poemario es veneno y antídoto, cura para el impulso maldecido que ocasionó el encuentro sin testigos de Rebeca Bolaños con un libro (¿el crimen perfecto?) Confesiones que se desbordan ante nosotros, soliloquios cotidianos revelan los indicios de una fatalidad con que solo la escritura pareciera hacer justicia, pero no hay palabras definitivas cuando se ama. Por eso no hay naturaleza definitiva para la poesía. Rastros de un sinfín de despedidas, inventarios sobre la posesión de un cuerpo que destierra a otro cuerpo y demanda lejanía para luego invocar con deseo su extradición. Poseer bajo las manos el cuerpo de un amante confiado, espejismo, falsa permanencia. Porque nada es lo que parece. ¿Podemos hacer algo contra eso? ¿Podremos hacer algo contra la espera? Todo está en orden (aunque estemos seguros de que todo esto se está yendo al carajo).