Él era mi oscuridad, y yo era su luz. Tal vez así era como el destino siempre lo había querido.
Darius
¿La herbolaria silenciosa?
No puede ser mi compañera.
Mi lobo estaba fracturado-estábamos muriendo. Envenenado. Torturado. Roto en pedazos que nunca podré volver a unir. Es la única explicación.
Pero cuando colapso en su puerta, ella está ahí, y mi lobo está desesperado por reclamarla. Ambas mitades de él, gritando al unísono por primera vez desde que me rompí.
La aparto, porque es demasiado, demasiado rápido. No merezco una compañera. Especialmente ahora que estoy marcado, por dentro y por fuera.
Estoy demasiado roto, demasiado dañado, demasiado lejos. Todo lo bueno en mí fue quemado en esa celda.
No, ella merece algo mejor.
Ahora solo tengo que convencer a mi lobo-y a mi corazón-de dejarla ir.
Elena
Lo he observado desde las sombras durante años, segura de que nunca me vio. Así que cuando llega tambaleándose a mi cabaña y me declara su compañera, estoy más que sorprendida. Estoy sacudida hasta lo más profundo.
Segundos después de reclamarme, colapsa por la tortura, y me quedo preguntándome si todo esto es algún tipo de sueño retorcido. O más probablemente, una pesadilla.
Pero no puedo concentrarme en mis sentimientos confusos, porque tengo que salvar su vida para tener alguna oportunidad de descubrir si este vínculo es real. Su cuerpo está destrozado y su lobo está fracturado, y va a tomar cada onza de mi poder traerlo de vuelta del umbral de la muerte.
¿El único problema? El alfa que lo torturó es mi padre. Y viene a llevarme de regreso.