Cuando enfermamos, codificamos una nueva experiencia en la memoria biológica de la especie, transformamos los tejidos de nuestro organismo para contenerla e integrarla y organizamos las condiciones para superar el estado de crisis que la nueva experiencia ha abierto en nuestra vida y en nuestra evolución. Precisamente este estado de crisis, en el que nuestra vida se detiene frente a una experiencia no integrada, es el «mal de vivir» del que las enfermedades nos pueden hacer sanar, enseñándonos nuevos caminos a seguir. Las enfermedades nos curan porque nos cambian la vida. Así es como, tanto a través de la evolución de la especie como en el curso del desarrollo del individuo, la experiencia se convierte en un cuerpo: con cinco leyes biológicas y un sistema integrado de programas biológicos especiales compuesto por muchos hilos diferentes, que se entrelazan y anudan entre sí, para tejer ese tapiz vivo que es el organismo en su proceso vital.
When we become ill, we encode a new experience in the biological memory of the species, we transform the tissues of our organism to contain and integrate it, and we organize the conditions to overcome the state of crisis that the new experience has opened in our life and in our evolution. Precisely this state of crisis, in which our life stops in the face of a non-integrated experience, is the ""evil of living"" from which diseases can heal us, teaching us new paths to follow. Illnesses heal us because they change our lives. This is how, both through the evolution of the species and in the course of the development of the individual, experience becomes a body: with five biological laws and an integrated system of special biological programs composed of many different threads, which intertwine and knot together, to weave that living tapestry, which is the organism in its vital process.