Mina Suárez ha dedicado su vida a reconciliar a los demás, pero no logra hacer las paces con su propia historia.
Abogada especializada en conflictos internacionales, puede lograr acuerdos entre pueblos que se odian, pero no con su propio corazón.
Hace seis años perdió a su esposo, Daniel, en un accidente de helicóptero. Desde entonces sobrevive sin permitirse sentir, viviendo entre aeropuertos, hoteles y conferencias donde nada la toca realmente.
Ha aprendido a parecer fuerte, a vestir la calma como un uniforme, a construir una fachada impecable detrás de la cual se esconde el eco del amor perdido. Pero cuando la razón ya no basta para seguir, la vida la obliga a detenerse.
En una misión en Ginebra conoce a
Pierre Durand
, un mediador francés con el mismo talento para la diplomacia que para ver más allá de las máscaras. Entre ambos surge una conexión silenciosa, profunda, que los enfrenta a lo que más temen: volver a creer.
Lo que empieza como un encuentro profesional se convierte en una red de emociones que Mina no sabe cómo gestionar. El deseo, la culpa y la esperanza se mezclan en un territorio donde la lógica no alcanza. Y cuando el pasado regresa con fuerza -un hijo imposible, una fe irracional, un reencuentro entre la razón y el alma- Mina descubre que
a veces la vida no se explica, solo se siente
.
Mientras Pierre enfrenta su propio destino en medio de una crisis internacional que pondrá su vida en riesgo, Mina emprende un viaje interior hacia el perdón, la maternidad y la posibilidad de amar sin traicionar los recuerdos.
El amor, la pérdida y la fe en lo imposible se entrelazan en una trama que cruza fronteras: de Buenos Aires a Marsella, de Ginebra al desierto, del duelo al renacer.
Hasta que la vida me encuentre
es una historia sobre las segundas oportunidades que nacen del dolor, sobre el milagro de reencontrarse cuando ya nada parecía posible, y sobre esa línea invisible que une lo que fuimos con lo que aún podemos ser.
Con la sensibilidad que caracteriza su obra,
Yael Goldmann
teje una novela profundamente humana que invita a mirar el amor desde la vulnerabilidad, a abrazar la imperfección y a reconocer que, incluso después del silencio, la vida siempre encuentra el modo de hablar.