A wonderful fable inspired by an old Swahili legend reminds us of the importance of taking responsibility for our actions.
Kuku the chicken and Mwewe the eagle have been the very best of friends their entire lives. Kuku was very vain, and every year when Spring arrived, she would go to the city to buy a kitenge so elegant that everyone in the village would admire her. But one day, she walked merrily across the savannah, she didn’t realize that the dress had got caught on the branch of a mgunga, until suddenly she heard… RRRRIP! Sad to see that her new dress was ruined, Kuku begs Mwewe to let her borrow a needle that is also a family heirloom. Mwewe reluctantly lends her friend the needle that belonged to their ancestors, trusting her to care for it like the cherished possession it is, on one condition: she must bring it back.
Una maravillosa fábula inspirada en una antigua leyenda swahili nos recuerda la importancia de hacernos responsables de nuestras acciones.
Hace mucho tiempo que la gallina Kuku el pollo y el águila Mwewe son mejores amigas, casi hermanas, de hecho, puesto que las dos nacieron el mismo día y se sentían unidas de una forma muy especial. Kuku era muy presumida y todos los años, cuando llegaba la primavera, iba a la ciudad a comprar un kitenge muy elegante para que todos en el pueblo la admiraran. Pero un día, mientras caminaba alegremente por la sabana, no se dio cuenta de que el vestido se había enganchado en la rama de un mgunga hasta que de repente escuchó… ¡RRRRIP! Al ver que su nuevo vestido se había roto, Kuku se entristeció y le rogó a Mwewe que le prestara la aguja que durante tanto tiempo había pertenecido a su familia. Mwewe se la prestó a su amiga a regañadientes, confiando en que la cuidará como se merece, como un tesoro, pero con una condición: Kuku debe devolvérsela.