La conciencia es un reflejo puro. Si se presenta ante el mundo objetivo lo que refleja son los objetos. Si se pone ante el mundo interior subjetivo, refleja el movimiento del sujeto. Cuando la mente refleja el mundo objetivo, se llama conciencia objetiva o mente dirigida hacia afuera. Para esto es fundamental el complemento del pensamiento para ver la realidad objetiva. Para que la mente tenga en cuenta el movimiento de sí mismo, se requiere una mente interiorizada, sin la interferencia del pensamiento como memoria psicológica que distorsiona la visión de los contenidos de la mente. Así que cuando el pensamiento cesa, la "Percepción Directa" sucede automáticamente. Así que una mente silenciosa es condición sine qua non para la investigación psicológica.