La Relatividad de Perder es un viaje de ida. Aquí, Diana Glez nos demuestra que, si bien existe el riesgo de perder cuando se ama, ninguna pérdida está exenta de proezas, y menos cuando se tiene un talento que convierte al dolor y a la ausencia en vertientes de palabras llenas de una carga ingente de sentimientos y belleza lírica. Eso es, en esencia, de lo que se trata la relatividad en el hecho de perder: cuando el amor se va, llegan los poemas, llega el arte a embellecer las ruinas y ponerles ungüento a las heridas. Porque Diana sabe que no siempre se trata de sanar, sino de convertir el dolor en una oportunidad para tocar almas y decirles que no están solas, que aún hay esperanza de resurgir más fuertes, con una luz de sabiduría en la mirada. Y es que, cuando una poeta pierde en el amor, siempre gana la poesía, y el perder entonces se convierte en triunfo. Este libro es prueba de ello.