Desde que nacemos, se nos entrena para encajar en moldes familiares y sociales que nos desconectan de nuestra propia esencia. Aprendemos a vivir identificados con nuestras limitaciones, defectos y carencias, atrapados en el miedo y la culpa, sintiéndonos insuficientes y poco valiosos. La nuestra es una sociedad de niños dependientes y asustados disfrazados de adultos, cuya ceguera emocional bloquea nuestra capacidad de aprender y madurar. Así, terminamos viviendo exiliados de nosotros mismos. Sin embargo, el camino de regreso siempre está abierto. En este libro, la psicóloga Angela Sannuti nos propone mirar más allá del niño herido que todos llevamos dentro, para descubrir al niño íntegro, lleno de cualidades que nunca perdimos: nuestra creatividad, nuestro coraje, nuestra capacidad de amar, de disfrutar y maravillarnos. Solo necesitamos volver la mirada hacia dentro, allí donde está nuestro tesoro, y escucharnos con ternura y empatía. La última vez que fuimos niños es una invitación a despertar de nuestro letargo. No se trata de vivir anclados en el pasado, idealizando o demonizando la propia infancia, sino de recuperar lo que de verdad nos pertenece, nuestra vitalidad genuina y sus dones. Madurar es aprender a vivir con autenticidad, sin miedo a ser quienes realmente somos.
From the moment we are born, we are trained to fit into family and social molds that disconnect us from our true essence. We learn to live identified with our limitations, flaws, and shortcomings, trapped in fear and guilt, feeling inadequate and unworthy. Ours is a society of dependent and frightened children disguised as adults, whose emotional blindness blocks our ability to learn and mature. In this way, we end up living in exile from ourselves. And yet, the path back is always open. In this book, psychologist Angela Sannuti invites us to look beyond the wounded child we all carry within, to discover the whole child—full of qualities we never lost: our creativity, our courage, our capacity to love, to enjoy, and to be amazed. All we need is to turn our gaze inward, to where our treasure lies, and to listen with tenderness and empathy. The Last Time We Were Children is an invitation to awaken from our slumber. It’s not about clinging to the past, idealizing or demonizing our childhood, but about reclaiming what truly belongs to us—our genuine vitality and its gifts. To mature is to learn to live authentically, unafraid to be who we really are.