«Yo, cuando tenía trece, catorce o quince años, ya no creía. En ese momento solo pensaba que había que volarlo todo por los aires», Adolf Hitler. Los conocedores del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial saben del odio de Hitler por los judíos. Sin embargo es menos conocida la aversión que, desde la adolescencia, cultivó Hitler hacia el cristianismo, al que también trató de destruir, aunque sin duda dio prioridad a la aniquilación de los judíos. Este libro cuenta cómo Adolf Hitler se convirtió en dictador con el apoyo de millones de alemanes a pesar de la resistencia de muchos otros. En defensa de los derechos ciudadanos y de su fe, muchos cristianos prefirieron arriesgarse a morir negándose a la apostasía o simplemente desafiando la prohibición de vivir la fe y ayudar al prójimo. Muchos de ellos se atrevieron a denunciar el paganismo nazi. Las ejecuciones extrajudiciales como consecuencia de los juicios falseados fueron el destino de muchos mártires cuyas consecuencias fueron terribles: sufrieron persecución y muchos miles de ellos terminaron también en los campos de concentración. Las Iglesias católica y ortodoxa han elevado a cientos a los altares, que también son honrados como mártires en la Iglesia evangélica. Santiago Mata narra la vida de muchos de los que son considerados mártires por las Iglesias cristianas. Un relato que sitúa en el mapa geográfico, social, humano y religioso el ejemplo heroico de hombres y mujeres de muy diversas nacionalidades y edades, hasta ahora poco conocidos.