A Frank Bascombe lo conocimos ya en 1986, con El periodista deportivo, y sus andanzas nos han ido mostrando las transfor[1]maciones de Estados Unidos en las últimas décadas. Reaparece ahora con setenta y cuatro años, y arranca su relato con esta frase: «Ultimamente, me ha dado por pensar más que antes en la felicidad». A continuación, hace un repaso de su vida: perdió a un hijo, a sus padres y a algún otro ser querido; ha pasado por dos divorcios y ha sobrevivido a un cáncer; recibió un disparo en el pecho y ha superado huracanes y una depresión. Ahora, al final de su vida, se ve convertido en cuidador de su hijo Paul, que padece ELA y está recibiendo tratamiento en Minnesota. Cuando le dan el alta, padre e hijo deciden emprender un viaje hasta el Monte Rushmore, evocando otro que Frank hizo de niño con sus progenitores. América –con Trump en el horizonte– desfila por la ventanilla del coche y se suceden los encuentros con personajes variopintos, mientras padre e hijo aprenden a conocerse.
Over the course of four celebrated works of fiction and almost forty years, Richard Ford has crafted an ambitious, incisive, and singular view of American life as lived. Unconstrained, astute, provocative, often laugh-out-loud funny, Frank Bascombe is once more our guide to the great American midway. Now in the twilight of life, a man who has occupied many colorful lives -sportswriter, father, husband, ex-husband, friend, real estate agent- Bascombe finds himself in the most sorrowing role of all: caregiver to his son, Paul, diagnosed with ALS. On a shared winter odyssey to Mount Rushmore, Frank, in typical Bascombe fashion, faces down the mortality that is assured each of us, and in doing so confronts what happiness might signify at the end of days. In this memorable novel, Richard Ford puts on displays the prose, wit, and intelligence that make him one of our most acclaimed living writers. Be Mine is a profound, funny, poignant love letter to our beleaguered world.